domingo, 26 de octubre de 2008

una historia de amor..







No teníamos nada

—Creo que todavía no existe otro amor que el amor a primera vista.
—¿Qué es el amor a primera vista? —pregunto Nicole, estaba sentada junto a mí apoyados en nuestro paredón, digo nuestro por que ahí están escritos con aerosol nuestros nombres.
El amor a primera vista es cuando vez a alguien y te enamoras. Cuando dejan de existir las cosas que están a su alrededor, y el ruido de estos autos que pasan por un lado, ya no se escuchan. —respondí.
—¿Y como te das cuenta que estas enamorado? —insistió Nicole.
—Eso es más complicado, a diferencia del amor a primera vista, por que eso les pasa a la mayoría de las personas, enamorarse en el acto de alguien, sin necesidad de escucharlo hablar. Yo me doy cuenta que estoy enamorado de alguien, cuando no dejo de pensar un segundo en esa persona. Cuando no necesito hablar para demostrar lo que siento. Cuando la paso bien, cuando me río todo el día. Cuando no puedo dormir en la noche.
—Entonces ¿Es lindo? —dijo Nicole.
—Sí, es hermoso.
—¿Y a nosotros nos puede pasar, la gente de la calle se enamora?
—Rara vez, si bien todos se enamoran es más importante saber que vamos a comer, donde vamos a dormir. No tenemos mucho tiempo para el amor.
—Bueno, vamos que te muestro la casa. —me dijo riéndose.
Nicole es una princesita, de apenas 17 años, ella vive en la calle al igual que yo. La calle nos unió, yo tengo casi 18 años, y jamás en mi vida me enamore de alguien.
Caminamos unas diez cuadras hasta una esquina en donde había una casa enorme, abandonada.
—¿Ves?, esa es la que yo te digo —y señaló la casa.
—¿Pero esa no esta ocupada? —pregunté.
—Sí, pero son los Rojas, solo son tres, el matrimonio, y un hijito discapacitado. No creo que tengan problemas si les decimos que nos quedamos con ellos unos meses.
—¿Te parece? —le dije con muchas dudas al respecto.
—Sí, vamos —me agarro de la mano y empezó a caminar hacia la casa. Cuando ella me agarra la mano siento una seguridad increíble, así estemos saltando a un precipicio, su mano me da tranquilidad. Somos amigos, creo que eso es la amistad, ir de la mano a donde sea.
Cruzamos la calle y ya estaba frente a ese caserón arruinado por la humedad. Comenzó a golpear sus manos. Se abrió la puerta y salio un nene discapacitado de no sé 8 o 9 años, solamente decía “Mamá, Papá”. Fue inútil intentar preguntarle si estaban los padres.
—Nicole, ¿Y si nos vamos para Quilmes? —pregunté con entusiasmo.
—¿Te parece?, pero allá no conocemos a nadie, acá mal o bien, la gente algo para comer nos da, este es nuestro barrio. No sé la verdad. —Dijo ella.
—No, allá esta mi abuela, revise cartas de mi viejo, y hay una dirección que es donde él vivía de joven, ahí debe vivir mi abuela. Probamos, ándale, vamos para allá. —y la abracé por la cintura.
Caminamos hasta constitución apurados, ya eran las cinco y media de la tarde. Hasta Quilmes tardaríamos aproximadamente media hora mas.
Subimos al tren y comenzamos a ver como el mundo se detiene y nosotros comenzamos a movernos. Abrazados por el frío que tensa todos los músculos, y en el último vagón, nos dirigíamos a buscar una solución.
—Yo no sé para que vine al mundo. —suspiro Nicole, con un poco de resignación en sus labios.
—¿Cómo que no sabes? —pregunte yo.
—Claro, no sé qué hago aquí. Mi vida es un completo desastre. Ni siquiera enamorada, ni siquiera tengo para comer. No me puedo comprar ropa, no tengo amigos, no tengo familia, vivo en la calle. No tengo nada. ¿Para eso vine? —dijo Nicole con los ojos llenos de lagrimas. Trague saliva y como siempre trate de levantarle el ánimo, aunque esta vez, me iba a costar más de lo habitual, ya que al oír sus palabras no pude contener una lágrima.
—Bueno, si vas a pensar así, yo tampoco tengo nada. Solo a ti y eso no es poco para mí. Al contrario, yo no sé que haría si no estas tú conmigo. Y si de fracasos se trata, yo tengo honores en esa profesión. Pero mi suerte cambio y quien te dice que la tuya no pueda cambiar. Si te pones a pensar te darás cuenta que tienes algo que mucha gente no tiene y es mas valioso que el dinero. Tienes juventud, eres hermosa, y por si eso fuera poco, eres libre.
¿O piensas que en tu casa, estabas mejor que aquí?, Con un viejo borracho que no hacia otra cosa más que abusar de ti. O te crees que yo estaba mejor en mi casa, con mi padre que golpeaba a mi madre, y cuando ella se fue seguí yo en la lista. No tienes que pensar que no tienes nada, al contrario, tienes muchas cosas, pero es como todo, algunas cosas las vas a ir descubriendo sobre la marcha.
—¿Esas cosas que siempre dices, cuando yo me pongo mal, es por que estas enamorado de mi a primera vista? —preguntó Nicole. No pude contener la risa, tiene una chispa muy particular.
—Ehhh, la verdad, ¿Quieres saber la verdad? —respondí.
—Si, quiero saber la verdad—me dijo sin despegar sus ojos de mí.
—Bueno, cierra los ojos. ¿Escuchas el ruido del tren? —pregunté.
—Sí —respondió.
—Bueno, no los habrás, no hagas trampa.
Acerque mis labios y comencé a besarla, no pude resistir más, al verla así con sus ojos todos irritados después de lagrimear, la sentí tan indefensa y mis ganas aumentaron, no pude frenarme aunque dude en hacerlo. Aproximadamente fueron quince o veinte segundos, después me empujo para atrás.
—¿Qué haces tonto? —dijo Nicole, desentendida.
—¿Escuchaste el ruido del tren, mientras te besaba? —pregunté.
—No —respondió.
—Bueno, mi amor es aún más grande que el amor a primera vista. Estoy enamorado de tí. —le dije sosteniendo sus manos.
—¿En serio te gusto? —insistió Nicole.
—Sí, eres la chica mas linda que conocí. Es más, cuando lleguemos a Quilmes, te voy a dar un regalo.
—¿Y tú me gustas? —me preguntó y por un segundo, sentí que mi mundo se caía a pedazos. Que reafirmaba algo que me negaba a muerte, que realmente no tenía nada.
—Eso no lo sé Nicole, de eso te vas a dar cuenta sola.

—A ver, cierra tus ojos. —dijo Nicole y me empezó a besar
Y toda la gente que estaba alrededor, al igual que el sonido del tren, desaparecieron.

1 comentario:

Anónimo dijo...

chiillee iikeee lees importtaa xDD hahah